Mucha gente piensa que las matemáticas son una ciencia
fija de la que ya se conoce todo. Sin embargo la investigación en matemática,
como ciencia básica, es una de las más potentes de toda la investigación.
La investigación en matemáticas produce cada año
decenas de miles de artículos con nuevos teoremas. Los resultados de la
investigación pueden tomar las más diversas formas: nuevos métodos para hacer
cálculos, modelos matemáticos de las diversas ciencias como la física, la
biología, o la psicología, o teoremas, es decir verdades matemáticas que se
demuestran con argumentos lógicos.
Pero lo que más motiva estas investigaciones son los
llamados problemas abiertos. Un problema abierto es un problema del que no
se conoce la solución. En el año 2000, el Instituto Clay de Matemáticas anunció
lo que hoy en día se conoce como los siete problemas del milenio y
estableció un premio de un millón de dolares por cada uno de los siete
problemas. Para ganar esa cantidad basta resolver uno de los problemas.
En los últimos años, un matemático ruso llamado
Grigori Perelman consiguió resolver uno de ellos, conocido como la Conjetura de
Poincaré que llevaba planteada ni más ni menos que desde 1904. En 2010 el
Instituto Clay le otorgó el premio que había prometido pero, para sorpresa de
todos, Perelman decidió rechazarlo con estas palabras:
“No quiero estar expuesto como un animal en el
zoológico. No soy un héroe de las matemáticas. Ni siquiera soy tan exitoso. Por
eso no quiero que todo el mundo me esté mirando”.
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